Una expulsión que sorprende y agita el panorama político

La expulsión de Miguel Uribe Londoño del proceso interno del Centro Democrático se convirtió en uno de los hechos políticos más comentados de la semana. El partido comunicó que, tras recibir información según la cual Uribe Londoño habría sostenido acercamientos políticos externos y estaría considerando sumarse a otra campaña presidencial, se interpretó su conducta como una renuncia implícita a su precandidatura. Con esto, la colectividad decidió excluirlo de inmediato de la consulta interna que definirá al aspirante uribista para las elecciones de 2026.

La decisión tomó por sorpresa tanto a militantes como a analistas, pues Uribe Londoño se había posicionado como una figura con peso simbólico dentro del partido, especialmente tras el asesinato de su hijo, el senador Miguel Uribe Turbay, un hecho que le otorgó visibilidad, respaldo emocional y una conexión especial con las bases del uribismo. Con su salida, la contienda interna quedó en manos de las senadoras María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín, quienes ahora lideran la carrera para convertirse en la candidata del partido.

La respuesta del expulsado: denuncias y ruptura definitiva

Miguel Uribe Londoño reaccionó con firmeza a la decisión del Centro Democrático. Aseguró que nunca renunció a su aspiración presidencial, que no ha comprometido su apoyo a otro candidato y que la determinación del partido se tomó sin haberle permitido presentar su versión de los hechos. Señaló que no fue contactado por los directivos y que sus solicitudes de reunión o aclaración no fueron atendidas.

En su declaración pública, afirmó que se vulneró su derecho al debido proceso y denunció que el partido actuó basándose en rumores no verificados. Asimismo, criticó la falta de transparencia y aseguró que la decisión refleja una crisis de democracia interna. A partir de ello, anunció su renuncia irrevocable a la militancia en el Centro Democrático, afirmando que no permanecería en una organización que, según sus palabras, no respeta la participación interna ni la pluralidad de criterios.

Consecuencias para el partido y el reacomodo del uribismo

La salida de Miguel Uribe Londoño deja un vacío político y simbólico dentro del Centro Democrático. Su presencia representaba un puente entre las bases tradicionales del uribismo y un sector moderado que veía en él una apuesta renovadora. Su expulsión podría profundizar tensiones internas, especialmente entre quienes consideran que el partido debe ampliar su espectro y quienes prefieren mantener una línea más cerrada y disciplinada.

A nivel estratégico, la decisión acelera la consolidación de una candidatura femenina dentro del uribismo, pero también expone divisiones que podrían afectar la unidad del partido de cara a las elecciones presidenciales del 2026. Mientras tanto, Uribe Londoño queda en libertad de reorientar su futuro político, ya sea explorando alianzas independientes o sumándose a nuevos proyectos que capitalicen su ruptura con la colectividad.

Generado con ayuda de la IA