Polémica por nombramiento de Juliana Guerrero como viceministra de Juventud
El reciente nombramiento de Juliana Andrea Guerrero Jiménez, de apenas 23 años, como viceministra de Juventud en el Ministerio de Igualdad, desató una oleada de críticas y cuestionamientos sobre su idoneidad para asumir un alto cargo público. Las preocupaciones se centran en la veracidad de su formación académica, la falta de experiencia profesional, la ausencia de tarjeta profesional y una aparente actualización exprés de su hoja de vida.
Titulación exprés y falta de experiencia
Según reportes, la hoja de vida inicial de Guerrero, publicada alrededor del 15 de agosto de 2025, no registraba ningún título universitario, lo que contradice uno de los requisitos formales del cargo. Sin embargo, apenas 13 días después, el 29 de agosto, esa misma hoja fue actualizada rápidamente para incluir un título en Contaduría Pública, obtenido el 19 de julio de 2025 mediante homologación tras estudios técnicos en el Sena y en la Universidad San José.
La oposición ha cuestionado este proceso. Voces críticas señalan que, según la normatividad vigente, para ejercer como viceministra se requiere título profesional con posgrado o título profesional más al menos 24 meses de experiencia laboral, requisitos que Guerrero no cumpliría. Ella misma admitió que aún no posee tarjeta profesional, ya que esa solo se puede tramitar después de tener un año de experiencia como contadora.
Denuncia de Jennifer Pedraza
La congresista Jennifer Pedraza, representante a la Cámara, ha sido una de las críticas más fuertes contra este nombramiento. A través de redes sociales y declaraciones públicas, denunció lo que calificó como una “maniobra exprés” en el perfil de Guerrero, que pasó de no tener título a incluirlo casi inmediatamente después de ser nominada.
En sus palabras:
“Hace quince días, la hoja de vida de la señora Juliana Guerrero no reportaba ningún título profesional y ahora, de manera exprés, aparece con un título universitario”.
Pedraza presentó un derecho de petición ante el Departamento de Función Pública, solicitando documentos que certifiquen la formación académica y la verificación del cumplimiento de los requisitos para ocupar el cargo. Además, denunció que:
“A los jóvenes nos cuesta años de esfuerzo y sacrificio poder conseguir un título universitario, como para que ahora esto esté ocurriendo”.
La congresista calificó esta situación como “una burla” al movimiento social que luchó por el Ministerio de la Igualdad, señalando que el cargo está siendo utilizado en aras de la politiquería.
Respuesta de Juliana Guerrero y tensiones internas
Guerrero defendió su nombramiento atribuyendo los cambios en su hoja de vida a un “error humano” originado en una versión desactualizada que circulaba dentro del Ministerio del Interior, y que fue corregida para subsanar un posible vicio de trámite. Argumentó que su formación se vio interrumpida por amenazas políticas en el Cesar, lo que la obligó a trasladarse a Bogotá y reiniciar sus estudios, completándolos en tiempo récord.
También defendió su rol como activista juvenil y su experiencia en cargos administrativos, afirmando que cumple con el “primer requisito” del cargo: ser joven. Sostuvo que su trayectoria en la Secretaría de Transparencia y en el Ministerio del Interior le ha permitido adquirir conocimientos suficientes para el cargo.
No obstante, la polémica no se detuvo allí. Se conoció que Constanza Pardo, subdirectora de Talento Humano del Ministerio de Igualdad, se negó a aprobar inicialmente la vinculación de Guerrero por incumplimiento de requisitos. Poco después, Pardo renunció, coincidiendo con la actualización de la hoja de vida de la nueva viceministra.

Implicaciones institucionales
Este caso pone en evidencia debilidades en los procedimientos de verificación académica y experiencia en nombramientos de alto nivel. También plantea dudas sobre la transparencia y meritocracia en la administración pública colombiana: ¿cuánto pesan la cercanía política o la urgencia de nombramientos frente al rigor institucional?
Además, refuerza la narrativa de privilegios para sectores vinculados al poder, lo que muchos estudiantes y jóvenes críticos interpretan como una afrenta al esfuerzo legítimo de quienes luchan años para obtener un título profesional.
Conclusión
El nombramiento de Juliana Guerrero como viceministra de Juventud ha provocado una fuerte controversia por su formación académica reciente, falta de experiencia profesional comprobable y ausencia de tarjeta profesional, requisitos formalmente exigidos. La denuncia de la congresista Jennifer Pedraza amplificó la crítica, exigiendo claridad y transparencia en el proceso. Aunque Guerrero defiende su nombramiento como legítimo, este episodio expone desafíos graves en el control institucional y en la confianza ciudadana hacia la meritocracia en Colombia.
Generado con ayuda de IA