Ataque en zona céntrica
Los uniformados asesinados fueron identificados como Sergio Andrés Trujillo Garrido y Jordan Isaac Rosado Salles, miembros del Escuadrón Móvil de Carabineros (EMCAR). Según la información preliminar, los policías se encontraban realizando labores de vigilancia cerca de la estación de Policía y del parque principal, cuando dos hombres jóvenes, vestidos con ropas campesinas, se les acercaron simulando una conversación.
Sin previo aviso, los atacantes desenfundaron armas de fuego y dispararon directamente a la cabeza de los patrulleros, provocándoles la muerte de forma inmediata. Tras el atentado, los agresores huyeron caminando por las calles del centro hasta internarse en zonas montañosas cercanas, lo que generó pánico y zozobra entre los habitantes que presenciaron la escena.
En el área del ataque, las autoridades hallaron un presunto artefacto explosivo. Por este motivo, la Alcaldía municipal y el hospital local fueron evacuados como medida preventiva, mientras los técnicos antiexplosivos realizaban las labores de verificación y neutralización del peligro.
Responsabilidad de las disidencias
El gobierno y la cúpula de la Policía Nacional responsabilizaron del crimen a integrantes del frente Jaime Martínez, facción de las disidencias de las FARC bajo el mando de alias “Iván Mordisco”. Este grupo armado ilegal tiene una fuerte presencia en la zona y es señalado de dedicarse al narcotráfico, la extorsión, el secuestro y el control de rutas estratégicas para el tráfico de drogas.
El director general de la Policía, general Carlos Triana, condenó lo ocurrido y calificó el atentado como una “acción demencial” que no quedará impune. “No vamos a permitir que estas estructuras pretendan intimidar a la Fuerza Pública ni someter a la población civil. Intensificaremos la ofensiva contra estos criminales hasta dar con los responsables”, aseguró.
Por su parte, el alcalde de Morales, Óscar Guachetá, expresó que el municipio atraviesa una situación crítica de seguridad. “La comunidad está atemorizada, no solo por el asesinato de los policías, sino por la constante presencia de hombres armados en las veredas y el riesgo para nuestros habitantes”, señaló, anunciando la convocatoria urgente de un consejo de seguridad para evaluar medidas de protección.
Un Cauca bajo fuego
El departamento del Cauca ha sido escenario de una escalada de violencia en los últimos meses. Además de ataques contra la Fuerza Pública, se han registrado atentados con explosivos, hostigamientos a estaciones policiales y acciones que recuerdan las tácticas utilizadas en los años noventa para expulsar a las autoridades estatales de municipios estratégicos.
En este contexto, las disidencias de las FARC han intensificado su accionar, empleando la figura del Plan Pistola —atentados directos contra policías y soldados— como mecanismo de presión y retaliación frente a las operaciones de control territorial. Morales, por su ubicación estratégica y su cercanía a corredores utilizados para el tráfico de estupefacientes, se ha convertido en un punto de alto riesgo.
La comunidad, por su parte, vive en una encrucijada: la necesidad de denunciar y rechazar los actos de violencia, y el temor a las represalias de los grupos armados. Líderes sociales han reiterado el llamado al gobierno nacional para aumentar la presencia institucional, mejorar las condiciones socioeconómicas y abrir espacios de diálogo que permitan reducir las tensiones en el territorio.
Mientras avanza la investigación judicial, los cuerpos de los patrulleros Trujillo y Rosado serán trasladados a sus lugares de origen para recibir honores póstumos. El Ministerio de Defensa anunció que las familias recibirán el acompañamiento integral del Estado y que se reforzará el pie de fuerza en Morales y municipios vecinos.
Este nuevo atentado evidencia que el conflicto en el Cauca sigue activo y que la labor de la Fuerza Pública enfrenta un desafío constante: garantizar la seguridad en una región donde la criminalidad y la guerra por el control territorial siguen cobrándose vidas.
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