“Pobre no usa gasolina”: Reforma tributaria de Petro y su polémica frase: “el pobre casi no usa gasolina”

El gobierno de Gustavo Petro radicó una nueva reforma tributaria el 1 de septiembre de 2025 con el objetivo de recaudar cerca de 26,3 billones de pesos para financiar el presupuesto del año 2026. La propuesta incluye aumentar los impuestos a sectores de alto poder adquisitivo como los hidrocarburos, las instituciones financieras, el turismo internacional, los servicios digitales y el alcohol, entre otros.

Durante una alocución televisada, el presidente defendió la reforma con una frase que desató indignación: “el pobre casi no usa gasolina; el que más la usa es el del carro de cuatro puertas”. Petro afirmó que la carga tributaria recaerá sobre quienes tienen grandes ingresos: “la secretaria de un banquero paga más impuestos que el banquero”, dijo, y sostuvo que el objetivo era gravar a quienes envían dinero a paraísos fiscales, no al trabajador común.

La justificación del mandatario no convenció a muchos. Un taxista respondió viralmente en redes: “Soy taxista y no sabía que era rico… todos los días tanqueo, ¿cómo hago para volverme pobre?”, poniendo en evidencia cómo el combustible está lejos de ser un lujo para los sectores populares.

La senadora María Fernanda Cabal criticó la afirmación del presidente y recordó que muchos colombianos dependen del traslado de alimentos y productos a través de camiones y buses: “¿Y el diésel y la gasolina que transportan los alimentos? Claro que impactan el bolsillo de todos los colombianos”. La representante Katherine Miranda, por su parte, ironizó diciendo que “la comida llega en alfombras mágicas” y recordó que “cada gota de gasolina encarece la vida del más pobre”.

Desde el punto de vista técnico, la Unidad de Datos de EL TIEMPO desmintió a Petro: más del 60 % de los vehículos registrados en Colombia son motocicletas, herramienta clave de trabajo para muchas familias de estratos 1, 2 y 3. Además, el 44 % de los hogares tiene un vehículo particular o una moto, y en algunos departamentos con condiciones más precarias, más de la mitad de los hogares poseen motocicleta. Estudios como el de Raddar revelan que más del 90 % de los carros pertenecen a personas de estratos 1, 2 y 3, lo que refuerza que tener vehículo no es exclusivo de sectores acomodados.

Además de la controversia semántica, la reforma tiene implicaciones concretas: se planea imponer un IVA del 10 % sobre la gasolina corriente desde 2026, que subiría al 19 % a partir de 2027; y un esquema similar para el diésel entre 2026 y 2028. Expertos advierten que esto encarecerá significativamente los costos del transporte y la logística, trasladándose así a los alimentos y bienes de consumo diario.

En el Congreso, la reforma enfrenta serios obstáculos. El Senado, dominado por sectores opositores, ha manifestado su resistencia. La Comisión Cuarta, clave en la discusión, está presidida por un senador del Centro Democrático que ya ha expresado su rechazo. Aunque en la Cámara de Representantes existen aliados del gobierno, el panorama legislativo luce complejo.

Petro defiende que la reforma es un pacto fiscal necesario para mantener la estabilidad macroeconómica, señalando que sólo gravará a los que más tienen y criticando discursos empresariales que intentan asustar a la población. Sin embargo, la percepción no solo ha generado rechazo político, sino que también ha revivido preocupaciones sobre la equidad, la transparencia y el enfoque realista del Estado frente al costo de vida de los colombianos.

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