Columna de opinión sobre los jóvenes y la precisión social
Ser un adulto joven en el 2024 implica más cosas de las que socialmente se cree. Empezaré a enumerar las que para mí Estefany Arana de 25 años son una piedra en el camino para vivir en paz y armonía, con tu mente y la aprobación social.
La paz mental, la salud mental es lo que más me a costado aceptar y superar, crecí en un entorno donde el qué dirán es más importante que el cómo te sientes, lo que me ha provocado a mis 25 años 3 crisis de depresión, que me han dejado alejada de mis amigos y de mis sueños ¡Por Dios! Hablemos de salud mental y ayudemos a las personas que nos necesitan, vayan a terapia y no dejen de ir, manden a sus padres también, eso sí, si pueden.
Lo segundo, es lo que para muchos adultos de más de 40 años le enseñaron a identificar como “lo más importante”, es la estabilidad económica, no laboral, económica, es decir, es más importante tener un trabajo bien pago o mal pago que tú felicidad, ¿Imaginense ser desempleados a los 20 y tantos con profesión universitaria? entonces viene el tercer problema, si no tienes dinero no estás realizado, o sea, sin plata no eres feliz y sin bienes como vehículos y terrenos tampoco, defiendo el que podamos adquirir bienes como casas o apartamentos, incluso motocicletas o carros, pero como pensar en eso, cuando aun no puedes conseguir un contrato mayor a un 1 año o incluso a 6 meses.
Imagen tomada de Mapfre
Lo que debemos pensar no es en el prototipo de familia feliz de serie americana, sino en lo que de verdad es saludable y sano para cada individuo y para la sociedad, en Colombia entrar a la universidad es tan complejo que solo 4 de cada 10 jóvenes* pueden ingresar a la educación superior, es decir, 2 de cada 10 a una universidad, y tal vez solo 1 se logre graduar y si vamos a cuentas más amplias solo 10 de cada 100 jóvenes graduados de bachillerato ingresaran a la universidad, porque otros 10 solo pueden costear y alcanzar la educación técnica y tecnología, porque deben trabajar y de todos estos, solo 1 de cada 10 de los que ingresaron a la universidad van a poder pensionarse. Imaginense, si ahora un viejito no sirve “para nada” a nuestra generación sirviendo para nada en 50 años (si llegamos a tantos años).
Ahora, sí ingresar es una hazaña, graduarse es otra, ya sea de pública demorando más de 10 semestres como la que escribe esta columna, como el hombre estudiante de la Universidad de Antioquia*, que lleva 40 años, hay que mirar cada caso, además de revisar lo que no ofrece de verdad este país a quienes quieren ayudar a mejorarlo.
Para muchos somos los desdichados, los que sobran, los que no triunfan, pero en realidad somos a los que nos prometieron el sueño del capitalismo pero solo nos dieron la peor porquería de este modelo, la educación con deudas no nos funcionan, el que quiebran empresas y se inventen la economía naranja tampoco nos sirve, que hablen de trabajo intangible y de monedas como el bitcoin, mucho menos nos sirve, esos inventos chimbos en este país no nos sirve.
Por último, invito a mis amigos, colegas y familiares a ser conscientes de que si algunos no avanzan al mismo ritmo, no es porque no deseen hacerlo, tal vez hay muchas cosas de por medio que no los deja.
Me encantaría seguir hablando de este y otros temas, porque aquí omití el tema de la violencia, las drogas y esa nueva ola aesthetic de las drogas sintéticas como “el sople”, la falta de cultura y además la falla del estado que no crea programas de ayuda, al contrario destruye lo poco, incluso en este gobierno de Petro, próxima columna el domingo siguiente.
Escrito por Estefany Arana, periodista y política.
