Homenajes y reacciones tras la muerte del senador Miguel Uribe Turbay

Bogotá, 12 de agosto de 2025 – El senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay falleció la madrugada del 11 de agosto tras permanecer más de dos meses en estado crítico, luego de un atentado ocurrido el pasado 7 de junio durante un acto político en Bogotá. La noticia de su muerte ha generado un profundo impacto en la vida política y social del país, desencadenando múltiples homenajes, pronunciamientos y manifestaciones de solidaridad.

Duelo y honores institucionales

El presidente Gustavo Petro decretó un día de duelo nacional y ordenó que el pabellón nacional ondeara a media asta en todas las sedes del Estado y representaciones diplomáticas. En Bogotá, la Alcaldía estableció tres días de luto oficial, suspendiendo actos culturales y ceremoniales, y sumándose al homenaje con banderas a media asta.

En el Congreso de la República, la Mesa Directiva suspendió las actividades legislativas durante tres días para rendir tributo al senador. En el Salón Elíptico del Capitolio se instaló una cámara ardiente para que colegas, funcionarios y ciudadanos pudieran despedirlo. Las honras fúnebres se extenderán hasta el miércoles 13 de agosto, día en el que sus restos serán trasladados a la Catedral Primada para una misa exequial presidida por el Cardenal José Luis Rueda Aparicio.

Homenajes regionales y actos públicos

Las muestras de respeto se han extendido a diferentes regiones del país. En Barranquilla, el alcalde Alejandro Char decretó tres días de duelo y ordenó izar la bandera distrital a media asta, invitando a la ciudadanía y a las instituciones a unirse a los actos conmemorativos. En Cartagena, el Distrito convocó una misa de réquiem abierta al público, mientras que en el departamento de Bolívar el gobernador Yamil Arana decretó 48 horas de duelo y llamó a la unidad y al diálogo en memoria del líder asesinado.

En el lugar del atentado, el parque El Golfito en Bogotá, se ha levantado una gruta improvisada con velas, flores y mensajes, donde ciudadanos se han congregado para rendir homenaje. La Torre Colpatria, uno de los íconos de la capital, fue iluminada como símbolo de respeto y memoria.

Reacciones políticas y sociales

Las reacciones desde el ámbito político han sido inmediatas y transversales. El presidente Gustavo Petro calificó el asesinato como “una derrota para la democracia” y pidió reflexionar sobre la necesidad de garantizar procesos electorales libres de violencia. La vicepresidenta Francia Márquez expresó su solidaridad con la familia y reiteró el compromiso del gobierno con la paz y la justicia.

El ministro de Defensa aseguró que las investigaciones continuarán hasta dar con todos los responsables, subrayando que el magnicidio no quedará impune. Líderes de oposición, como senadores y exalcaldes, lamentaron la pérdida y coincidieron en que este hecho marca un punto de inflexión en la lucha contra la violencia política.

A nivel internacional, gobiernos, organismos multilaterales y personalidades también expresaron su pesar. Representantes de Estados Unidos, la ONU y la OEA condenaron el asesinato, instando a Colombia a fortalecer la protección a líderes políticos y candidatos. Organizaciones de derechos humanos advirtieron que el crimen refleja los riesgos que enfrenta la participación política en el país.

Los exnegociadores del proceso de paz con las FARC, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, pidieron al gobierno cumplir plenamente con el Estatuto de Garantías para la oposición aprobado en 2018, y remarcaron que los discursos de intolerancia política deben ser desterrados para evitar nuevos episodios de violencia.

Una tragedia que trasciende lo personal

Miguel Uribe Turbay, nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala e hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991, fue una figura ascendente en la política nacional. Su carrera incluyó su paso por el Concejo de Bogotá, la Secretaría de Gobierno de la capital y su labor como senador. El ataque del 7 de junio, en el que recibió un impacto de bala en la cabeza, lo dejó en estado crítico durante semanas, hasta que una hemorragia cerebral acabó con su vida.

Su muerte no solo significa la pérdida de un líder político con aspiraciones presidenciales, sino que revive heridas históricas en una nación que ha visto caer a varios de sus dirigentes a causa de la violencia. Las ceremonias en su memoria y las declaraciones de duelo reflejan un sentimiento compartido: la necesidad urgente de proteger la vida, la democracia y la participación política en Colombia.

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