Incremento de la violencia, atentados y reclutamiento desde la llegada de Petro a la presidencia y su impacto en el Cauca

Desde que Gustavo Petro asumió la presidencia de Colombia en 2022, distintos informes de organizaciones nacionales e internacionales han advertido un incremento en la violencia, los atentados, el control territorial y el reclutamiento forzado en varias regiones del país. Aunque en algunas zonas urbanas ciertos indicadores de homicidios han mostrado leves reducciones, el conflicto armado se ha transformado y ha adquirido nuevas dinámicas que afectan especialmente a departamentos históricamente golpeados como el Cauca.

Un conflicto que muta: más control social y violencia contra civiles

En los últimos años, los grupos armados —como disidencias de las FARC, ELN y estructuras narcotraficantes— han fortalecido su presencia en zonas rurales. Más que grandes combates, la violencia se expresa hoy en amenazas, confinamientos, secuestros, extorsiones, atentados, desapariciones y reclutamiento forzado, especialmente de niños, adolescentes y jóvenes.

Datos recientes muestran que entre 2022 y 2024 el Cauca registró 3.203 homicidios, una de las cifras más altas del país. Solo en 2023, el departamento alcanzó una tasa de 56.1 homicidios por cada 100.000 habitantes, comparable con los territorios más violentos del continente.

Paralelamente, las afectaciones a la población civil se han incrementado de forma preocupante. Las cifras de confinamiento pasaron de 1.615 personas en 2022 a más de 4.000 en 2023, dejando comunidades enteras sin posibilidad de movilidad ni acceso a servicios básicos. El desplazamiento forzado también aumentó, con numerosos eventos masivos que impactaron a familias indígenas, afrodescendientes y campesinas.

Uno de los datos más alarmantes corresponde al reclutamiento forzado de menores. Solo en los primeros seis meses de 2024 se verificaron 159 casos, lo que evidencia el control territorial y la presión creciente de grupos armados sobre comunidades vulnerables, principalmente en zonas rurales del Cauca.

Cauca: epicentro de la crisis de seguridad

El departamento del Cauca es hoy uno de los territorios más afectados por la reorganización violenta de las estructuras armadas. Los enfrentamientos entre disidencias, la expansión del ELN, la disputa por corredores estratégicos del narcotráfico y la minería ilegal han incrementado la presión sobre las comunidades.

Además, los atentados contra la fuerza pública y autoridades locales han aumentado, así como las amenazas a líderes comunitarios, docentes y defensores de derechos humanos. Esta ola de violencia golpea directamente el tejido social y limita el acceso a la educación, la salud y la movilidad.

Un desafío para la paz y la gobernabilidad

El gobierno de Petro prometió una política de “paz total”, sin embargo, las cifras evidencian que la violencia no ha disminuido, sino que se ha fragmentado y expandido hacia nuevas modalidades de control criminal.

El Cauca, por su posición geográfica estratégica y su diversidad territorial, sigue siendo un punto crítico donde se pone a prueba la capacidad del Estado para garantizar seguridad, justicia, presencia institucional y protección de las comunidades.

En este contexto, el fortalecimiento de la presencia estatal integral, la atención a víctimas, el desarrollo rural y las estrategias de protección para poblaciones vulnerables son urgentes para impedir que la crisis continúe profundizándose.

Generado con ayuda de la IA