Reforma tributaria de Petro: Los puntos negativos para los colombianos

La nueva reforma tributaria presentada por el Gobierno de Gustavo Petro busca recaudar alrededor de 26 billones de pesos para financiar el presupuesto de 2026, estimado en más de 550 billones. Sin embargo, distintos sectores políticos, económicos y académicos han señalado varias preocupaciones sobre el impacto que esta iniciativa puede traer para los colombianos, especialmente porque se trata de un aumento importante de impuestos sin ajustes al gasto público.

Recaudo ambicioso sin recorte del gasto

El primer gran cuestionamiento radica en que la reforma incrementa la carga tributaria sin modificar el nivel de gasto de funcionamiento del Estado. Expertos señalan que antes de imponer más impuestos se debería revisar la eficiencia del gasto, pues de lo contrario el esfuerzo fiscal recaerá en los contribuyentes mientras la administración sigue ampliando sus costos.

Déficit y endeudamiento crecientes

Las proyecciones muestran un aumento del gasto en personal cercano al 30% y un déficit fiscal que pasaría del 5,1% al 7,1% del PIB en 2025. A esto se suma una deuda pública que ya bordea el 61% del PIB. Esta combinación puede elevar el costo del financiamiento externo, aumentar la prima de riesgo e incluso limitar la capacidad del Banco de la República para mantener políticas estables. En términos prácticos, los colombianos podrían enfrentar un panorama de mayor inflación, alzas en las tasas de interés y menor inversión productiva.

Nuevos impuestos polémicos

Dentro de las medidas más cuestionadas está la creación de impuestos sobre eventos culturales y deportivos con boletas superiores a 470 mil pesos, así como mayores cargas a las apuestas, servicios digitales y hasta actividades comerciales de iglesias.

Se incluye además un impuesto al carbono que inicia en 41 mil pesos por tonelada de CO₂ en 2025 y llegará a 75 mil en 2027, lo que inevitablemente encarecerá combustibles y transporte. Al mismo tiempo, se plantea un aumento de la sobretasa al sector petrolero y gasífero, que podría pasar del 15% al 20% según el precio del crudo. Este punto ha despertado gran rechazo, pues puede afectar la inversión en exploración y comprometer la seguridad energética del país.

Riesgos para la inversión y el empleo

La tributación de dividendos para no residentes pasaría del 10% al 20%, desincentivando la inversión extranjera. Asimismo, se elimina la tarifa preferencial del 10% para ganancias ocasionales, lo que hará más costosas las ventas de activos, herencias y donaciones. Estos cambios pueden reducir la confianza de inversionistas, afectar la generación de empleo y restar dinamismo a sectores estratégicos.

Reformas incompletas y falta de equidad

Varios analistas coinciden en que la reforma no corrige problemas estructurales del sistema tributario colombiano. Por ejemplo, no se amplía la base de declarantes, lo que significa que menos del 7% de la población económicamente activa seguirá pagando impuesto de renta, mientras la mayor carga recae sobre empresas y sectores productivos. Además, se mantiene el costoso subsidio a los combustibles sin una estrategia clara para reemplazarlo.

Inseguridad jurídica y confianza

Otra preocupación es la sensación de inseguridad jurídica. Los cambios repentinos en las reglas de juego, algunos de ellos con carácter retroactivo, generan incertidumbre entre empresas y ciudadanos. Esto puede fomentar la evasión, reducir el cumplimiento voluntario y erosionar la confianza en el sistema tributario.

Conclusión

La reforma tributaria de Petro busca aumentar los ingresos de la Nación en un momento de grandes necesidades fiscales. No obstante, sus puntos más criticados son claros: más impuestos sin control del gasto, riesgo de déficit creciente, gravámenes polémicos que afectan sectores estratégicos, desincentivo a la inversión y ausencia de cambios estructurales que hagan el sistema más justo y eficiente.

En lugar de fortalecer la economía y la confianza, esta iniciativa podría traducirse en mayor presión sobre los bolsillos de los colombianos y un clima de incertidumbre para el desarrollo económico del país.

Generado con ayuda de la IA